Es de los mayores tesoros que hay en mi vida. Llevamos juntas más de diez años. Diez años de baños de verano, de paseos diarios durante mis estancias en el pueblo. Un año desde que llegó a casa y cambió el campo por la ciudad. Para estar con nosotros y recuperarse. Ahora esta pendientes de ella, momento a momento disfrutando de su compañía. Y no puedo por menos que mostraros aquí la maravilla de pointer que tengo (disculpad que no haya más variedad de fotos, pero la veterinaria nos ha recomendado que se mueva lo menos posible). Una preciosidad, ¿verdad?
Hoy mi post va dedicado a ella. Porque se lo merece todo y porque hay ocasiones en los que tenemos que cambiar de planes, hacer un parón y pararse a contemplar, valorar lo que tenemos.
UN TESORO EN CASA