Cuando menos te los esperas la vida da media vuelta. Un vuelco inesperado. Un suspiro que se encuentra tiritando de frío entre las calles de Zamora, refugiándose al calor de los motores de los coches, paseándose por los radiadores y huyendo de todo ser andante.

Esta es la historia de una gatita rescatada hace poco más de un mes. El de una gatita muy tímida. Muy pequeña. Demasiado para comprender dónde estuvo a punto de terminar.

Comenzamos de nuevo: esta el la historia de un gato de doble nombre. Que ha recibido más mimos que su dueña en toda la vida. Que tiene nombre de princesa y hace honor a sus afiladas (hasta esta mañana) uñas. Que juega con todo lo que se le ponga por delante -inlcuida la cámara-. Que se pasa medio día saltando y el otro medio durmiendo sobre mi regazo. Una gata que conquista.

 

¿Su nombre? Leia-Zarpitas.

Visto desde esta perspectiva me gusta el mundo del periodismo. Rectifico. Me gusta el mundo de la radio. O mejor dicho: me apasiona el mundo de la radio. Más aún cuando vives la experiencia de ser testigo en directo de la emisión de un programa. Hace ya dos semanas (no he actualizado antes por falta de tiempo, ya que Comunicación Audiovisual me ha absorvido estos días) que toqué esa copa dorada que alzó un emocionado Casillas. Dos semanas desde que escuché la voz de un preguntón y reflexivo Alcalá y de un atento Larrañaga. El estilo, la sencillez y el saber estar de un del Bosque o la simpatía de Isa Sánchez y Marta Fernández (hermana de Rudy Fernández).

A estas horas estaba recorriendo las calles salmantinas con una mezcla de emoción y aturdimiento (efecto del frío). Si tenemos en cuenta además, que es misma tarde acudimos a la conferencia de Heri Frade, Isaac Fouto y Gemma Santos, el día fue completito. Rectifico. Inolvidable.