miércoles, 31 de agosto de 2011

No se puede echar de menos lo que nunca se ha tenido. O al menos eso se dice por la calle. Y yo, cada vez que lo escucho, lo refrendo, lo asimilo, lo integro más en mi fuero interno. El mismo que me hace suspirar pensando que ya se pasó el verano. Sin quererlo ni beberlo. El mismo que me hace mirar el calendario contando los días para que llegue San Miguel.


 


LOS MEJORES MOMENTOS SON LOS QUE PASAN EN COMPAÑÍA

miércoles, 24 de agosto de 2011

Nos empeñamos en mirar constantemente hacia adelante pensando en cómo será el futuro, en cuándo llegará aquellos días tan esperados de descanso. Cuando un buen día te levantas y resulta que ya tienes que rasgar el calendiario porque... sorpresa: todo se ha acabado. El verano deja tras de si una estela de calor, prácticas, trabajos, fiestas, ojeras y despertadores. Una sesión de siestas interrumpidas por tranquilos paseos y llamadas a las tantas de la mañana. La sensación de llevarte media maleta y darte cuenta que de fiesta en lo que menos nos fijamos es en los zapatos. ¿Cuña o tacón? Mejor en planos, vaqueros y una cerveza de la mano, ¿o tal vez dos? Venga, que esta vez invito yo. A la siguiente os toca, pero recordad, sólo junt@s.





OS DEJO ALGUNAS FOTOS DE LAS FIESTAS EN MUGA DE SAYAGO

martes, 16 de agosto de 2011

El exceso de calor hace mella en nuestra capacidad de razonamiento. Cada tarde que me siento en la silla frente a una pila inmesa de lecturas lo verifico. A 20º nuestro intelecto se encuentra en su momento álgido, debatiéndose entre la exquisited de las temperaturas y el deseo de concentración. Y si el cielo está despejado y brilla el sol, mejor que mejor. Pero a 35º la cosa cambia. Si los helados se derriten al mínimo contacto con el aire sofocante no quiero ni pensar en lo que estará pasándole a mi cerebro. Efervescencia en estado puro. Psicosis repentinas y ganas de llorar esperando a que el Red Bull haga efecto. Son las tardes de mediados de agosto. Tan deseadas en nuestro calendario, y tan diferentes a como las habíamos planteado. Resignación, agua fría y unas dosis de tranquilizantes y a seguir adelante.

lunes, 8 de agosto de 2011

Levantarse de una tarde entregada a la cama. Tres horas de siesta, legañas en los ojos y la boca seca. Pide a gritos un vaso con hielos. Huele a alcohol medicinal. Una ducha exprés amenizada por tu rapero casero favorito. El placer de vestirse con toda la tranquilidad del mundo. Bajar las empinadas calles de tu pueblo para llegar a la peña con la asensación de ir ciega perdida. Llegar. Servirse una copa directamente de la nevera portátil. Beber. Beber. Burcarle. Beber. Recargar. Tener un romance de lo más apasionado con el cachi del vecino de enfrente. Imaginárselo todo. O que se lo cuenten. Le da lo mismo. Beber. Pelearse con su vecino -exactamente el mismo de hace una hora- porque se ha colado en el puesto de los bocadillos y les va a dejar a Marina y a ella la salsa brava en lugar de ketchup. Salsa brava y ketchup por encima. Patatas-bomba. Risas.

Bermillo de Sayago. Y vosotros.

martes, 2 de agosto de 2011

- Deme una sola razón para aceptar su invitación.
- Una sola razón... Dios mío... qué difícil.
Lo miro, divertida.
Y entonces, sin avisarme, me coge la mano:
- Me parece que he encontrado una razón más o menos buena...
Me pasa la mano por su mejilla mal afeitada.
- Una sola razón. Aquí tiene: diga que sí, para que tenga la oportunidad de afeitarme... Sinceramente, me parece que gano mucho cuando estoy afeitado.
                     Quisiera que alguien me esperara en algún lugar
                                                        Anna Gavalda