miércoles, 6 de octubre de 2010

En ocasiones no podemos evitar preguntarnos hacia dónde estamos encaminando nuestra vida. Y formulamos así la pregunta para evitar pensar que realmente es la vida la que nos lleva por los caminos, la que nos muestra los senderos y nos marcan con sus particulares señales visuales, sonoras e impresas el camino que, finalmente, vayamos a pisar. 
Ya lo decía la introducción de la película Match Point y lo repito aquí: "La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte. Asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control". Todos los caminos parecen estar abiertos y disponibles pero, lo cierto es que muchas veces las cosas terminan quedando, por una u otra razón, en manos del destino -por mucho que la gente se niegue a creer en estos razonamientos-. ¿Es que acaso estaban equivocadas las tragedias griegas que, hasta el siglo IV, se empeñaron en mostrar a destino como una variable necesaria en la vida de los hombres? ¿Tanto erraban estos al identificar la voluntad de cada uno con su destino o voluntad divina?
Nuestros actos son nuestros. Pero, de lo que no cabe duda, esque siempre estamos condicionados por algo (llámese ambiente, época...) que nos va a encaminar hacia una u otra vía.
¿Destino o coincidencias?


UNA BUENA FOTOGRAFÍA SE OBTIENE SABIENDO DÓNDE PARARSE.

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