miércoles, 28 de julio de 2010

Con cámara nueva. O al menos eso podría decir si la tuviera ahora entre mis manos. Pero nos conformaremos con apuntar lo siguiente: en espera-de. Porque no hay nada más bonito que anhelar el regreso de alguien para atarlo en tus brazos, porque no hay nada mejor que esperar en un bar a que llegue tu cita. Sí. Aquella que siempre tarda más de media hora en aparecer (yo). Porque no hay nada como esperar una llamada de teléfono para indicarte que ya eres libre para hacer las fotos que quieras.

lunes, 26 de julio de 2010

San Pedro. (Fue) el comienzo oficial del verano. Cuadros mal colgados y callejones rurales por los que descubrir una nueva forma de amanecer. Aquí lo importante no es si la chica va en brazos por el incontrolable amor que siente su pareja hacia ella o porque, sencillamente, no puede tenerse en pie. Sólo importan ellos dos: el momento. Y las noches mágicas parece que despiertan de su letargo -por fin- con la llegada del verano.

Dulce verano.


domingo, 11 de julio de 2010

No hay nada como comenzar relatando sus orígenes. Y digo relatar. Sí. Porque hay muchas formas de conocer lugares y muchas maneras de sentir-los. Y no hay nada como experimentarlos. Por eso os dejo aquí a Argusino. O por lo menos, lo poquito que queda de él: sus playas, su ermita, su olivo. Las aguas bajo las que descansa un pueblo entero. Los momentos de paz y tranquilidad junto a ellas. Los veranos. Las chanclas que perdía y que adornarán el fondo del embalse de Almendra.